Regalamos a los peores, una causa noble – Acerca de los conscriptos de Formosa

Publicado en LPO

 

El ataque ocurrido el 5 de octubre de 1975 contra el Regimiento de Infantería de Monte 29, en Formosa, no puede ni debe jamás ser parte de fastos celebratorios como homenaje a algún tipo de lucha contra dictaduras y gobiernos ilegales.

Está más cercano a decisiones que la organización Montoneros hubo tomado en virtud de desencuentros con la realidad, ceguera política y errados cálculos militares.

Ataque desquiciado, durante la vigencia de un gobierno constitucional, con serias deficiencias democráticas pero regido por la Constitución y donde funcionaba el Congreso, cierto nivel aceptable de Justicia y, lo más importante, un enorme repudio social, político y cultural a la utilización de métodos violentos como parte de los trances políticos.

El crédito social y la ponderación que apenas dos años antes, encumbraban a organizaciones político/militares, en las preferencias populares, en ese 1975 se manifestaban mayoritariamente en contra.

El no saber leer la actualidad y quedarse, o errónea o adrede (lo que sería mucho peor) con autovaloraciones políticas atrasadas, permitía a Montoneros realizar este tipo de acciones, a todas luces alejadas de cualquier estrategia de «guerra popular y prolongada» y muy cercanas al terrorismo.

El asalto al cuartel de Formosa, pone en relieve el escaso apego en esos tiempos a valorar la vida. Esto cuenta para todos los que desde una visión política empleaban las armas como instrumentos de resolución de disputas. Menos, para los soldados conscriptos formoseños que usaron las armas, para repeler un ataque que los tuvo a ellos como protagonistas y como principales víctimas.

Recordemos que un conscripto, no es un militar, sino civiles bajo bandera.

Diez de esos civiles murieron en virtud del ataque guerrillero.

Los años pasan, y aparece el tema de los resarcimientos, tanto históricos, personales como económicos para los que fueron víctimas de la violencia en los años 70.

Los conscriptos muertos en Formosa y sus familiares jamás tuvieron su merecido reconocimiento. Sus familias, humildes y pobres, perdieron hijos y no accedieron a un aporte económico, que desde ya no cubre el dolor inmenso de la ausencia, pero les brinda la justa ubicación legal que merecen. ¡Son familiares de diez argentinos que fueron asesinados por defender un cuartel militar en un gobierno constitucional! ¡Merecen honra, resarcimiento y justicia!

La cerrazón ideológica, una falsa apreciación de la historia y detritos en la cabeza de algunos que condujeron el tema, impidió que gobiernos peronistas cumplan con lo que hoy anuncian dos cachivaches (Petri y Bullrich) y realizan lo que se debiera haber hecho hace rato, que es reconocer e indemnizar a familiares de soldados víctimas del ataque.

Les regalamos a dos autoritarios y represivos, una simbología que les queda grande, pero que a nosotros nos parecía innecesario hacer.

Les damos en bandeja, a los peores, una acción noble.

Intentemos (citando a Borges, un gorila refinado, inteligente y verdadero “mostro” de la literatura”) dejar de ser incorregibles.

El peronismo, como tal, no lo es. Y si tenemos incorregibles, hagamos que cambien o como dicen en el barrio…” arafue”. Cumplamos con ser mejores.

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