“No está prohibido que un hermano del presidente fuese ministro, pero la decencia lo impide.”- Domingo Faustino Sarmiento

Publicado en InfoBariloche

 

 

Era todo lo novedoso que la política ofrecía. Era un estallido de fervor libertario, el espíritu de Rothbard y el anarcocapitalismo encendían pasiones. Von Mises y Hayek brillaban en las marquesinas de un nuevo escenario de poder. Se popularizaba el color violeta y todas las consultoras auguraban los tiempos felices para esos recientes sujetos políticos que lideraban la agenda pública, humillaban a rivales partidarios y eran “los constructores de la nueva Argentina”, ¡ahora sí! moderna y con importante presencia global.

Prometían una revolución sin precedentes. Era la bandera de la disrupción, un grito de insurrección contra el statu quo, un amanecer de ideas audaces que desafiaban lo establecido. Con cierta gracia de provocador, aparecía el simpático boca sucia y su retórica desenfadada y sin censura “conquistaba multitudes”, mientras las redes sociales amplificaban su eco con trolls y proclamas incendiarias.

Pero tras el velo de esta cruzada por la libertad, la verdad irrumpió con brutal claridad: no eran más que una pandilla de oportunistas, un circo de corruptos y estafadores, que lejos de la utopía prometida, mostraron un cabizbajo espectáculo de quiebre ético, una traición a la confianza de quienes creyeron en su causa (los que honestamente creyeron) y hoy se ve claramente, el verdadero rostro de los que pretendieron que las máscaras que ocultaban sus caras, les permitieran seguir gobernando con impunidad, crueldad hacia los vulnerados y mantener la red de coimas, asentada en las 4 P de la corrupción: preferencia, poder, privilegio y pago.

Este movimiento, que se jactaba de ser la vanguardia, se desmoronó en su propia farsa, revelando un vacío moral que no afecta solo a la política, en verdad pone en peligro a toda la comunidad nacional.

Y que quede claro, este fin de fiesta es indetenible, más allá que en las próximas elecciones, todavía la inercia y la improvisación y mediana calidad opositora, les permita tener ponderación electoral con algún buen resultado.

Entonces juntemos una frase de Cicerón que dice “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el  silencio, con la del Papa Francisco “Hagan lio” y que el lio se exprese en romper los silencios, potenciar las voces, gritar desde el hartazgo ante tanta crueldad mileista y poner empeño en potenciar nuestra Argentina como un pais de sensibilidad, paz y justicia.

La Nación está indignada en su alma más profunda. Está hastiada de engaños. Y no quito a parte de la hoy oposición, ayer  gobierno, en ciertas responsabilidades por este agotamiento social y cultural frente a la política.

El mileismo, como buenos gramscianos de derecha, sabe que le llegó el momento en que si bien no se consolidó una alternativa fuerte a su gobierno, el orden establecido entra en decadencia y se viene un periodo de transición crítica.

Gramsci con dramatismo escribía que El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en este interregno suceden los fenómenos más morbosos”

Y, a pesar d su corta edad, el libertarismo en nuestro pais, ya es viejo.

A pesar que los dichos de Gramsci se corresponden con distintos contextos, y otros tiempos, si podemos decir que no solo hay que oponerse a lo que hoy ya es viejo sino que se precisa construir un claro proyecto alternativo con autenticidad en valores e ideas propias y formas adecuadas de organización “en todo el pais”. Cuando en esta transición no existe una clara conducción cultural, social y política, desde ningún sector,  el horizonte no es claro y toda la sociedad puede experimentar niveles de inestabilidad y confusión. Es tarea de la oposición, sobre todo del peronismo por su historia, capilaridad y representación social de la clase trabajadora, impulsar esa alternativa de gobierno.

Cuando las máscaras caen, aparecen los verdaderos rostros, y estos en general por haber permanecido; un tiempo, bajo antifaces; presentan rasgos anómalos y que se acoplan con la frase bíblica que dice “la cara es el reflejo del alma” y entonces la fealdad moral, surge con esplendor.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *