No somos víctimas pero tampoco actores ingenuos. Nos mueve el respeto hacia los medios de comunicación, los vecinos y la militancia, por lo que expondremos con rigor y fundamentos lo ocurrido en el proceso interno del Partido Justicialista de Río Negro. Cada afirmación que sigue puede ser verificada en archivos públicos, registros periodísticos y en la memoria colectiva de lo que, desde hace años, venimos haciendo.
Sostuvimos reiteradamente, y existen numerosas declaraciones públicas que lo corroboran, que la unidad del peronismo requería dos condiciones esenciales: un acuerdo genuino entre todos los sectores internos o, en su defecto, elecciones internas transparentes, consensuadas en tiempos y formas.
Ninguna de estas condiciones se cumplió. La llamada «lista de unidad» adolece de un déficit de convocatoria: no solo excluyó a nuestro espacio, negándonos incluso la posibilidad de debatir un
proyecto integral, sino que también ignoró a sectores gremiales y sociales claves. Los tiempos y mecanismos de la interna fueron impuestos unilateralmente, sin consulta alguna, convirtiendo el proceso en una trampa burocrática bajo un manto de legalidad formal.
A pesar de todo, optamos por competir desde la Lista Verde, mientras observábamos con perplejidad cómo voces históricamente críticas hacia la dirigencia y sus métodos callaban abruptamente, en un raro silencio. Nos quedamos solos como expresión orgánica del PJ para rechazar y enfrentar candidatos que expresan por un lado el vergonzoso acuerdo con Weretilnek y por otro las caras de las enormes derrotas peronistas del 2019 y 20221. ¡Otra vez sopa!
Como intuíamos, lo que debió ser un mecanismo democrático de selección de candidaturas se transformó en un proceso viciado. Detallamos los principales obstáculos:
Fecha de las Elecciones: Propusimos el 3/8 y no el 27/7. Esto permitiría una mayor presencia del peronismo en la agenda política provincial, movilizando a la militancia y proyectando el mensaje hacia octubre. La propuesta fue rechazada. Lo importante no es la interna sino ganar en octubre, frenar en serio a Milei y convertir a la interna en el comienzo de la campaña general. Todos juntos. Más tiempo. Más presencia del peronismo en las calles rionegrinas. No aceptaron.
Avales y Métodos Obsoletos: En plena era digital, se insistió en la recolección presencial de firmas, ignorando herramientas legales como la firma digital (Ley 25.506) o alternativas remotas (WhatsApp o email, avaladas por la Ley Rionegrina 5776). Exigir trámites presenciales en horario laboral desalienta la participación, especialmente cuando el 50% del electorado no vota ni siquiera en comicios obligatorios. Es algo regresivo ya que existen formas de certificar firmas e identidades de manera digital y a distancia sin necesidad de acudir en persona ante autoridades certificantes. Estas soluciones se basan en tecnologías de verificación remota que se aplican en nuestro pais e incluso se han utilizado en anteriores PASO y en el PJ nacional. Es una forma de desalentar la participación. Tampoco aceptaron.
Solicitamos incluir certificantes propios para garantizar equidad, ya que los designados (dirigentes que pueden certificar al igual que Juzgados y escribanos, pero SIN QUE NADIE VERIFIQUE COMO LO HACEN) pertenecen abiertamente a la lista opositora (ejemplo: Ana Marks, el apoderado de la lista Berros o el presidente del PJ o sea: se certifican a sí mismos). No aceptaron. Los plazos eran inviables, salvo para quienes pudieran “autocerficarse” ya que entregaron las planillas el 3 de julio, con apenas cuatro días hábiles (entre feriados y fines de semana) para recolectar y certificar avales. No aceptaron.
Aun así, en los juzgados donde logramos participar, nuestras firmas superaban a las de ellos. Nos llamó la atención hasta que fue claro que la diferencia radicaba en que la otra lista contaba con «certificantes partidarios» que validaban masivamente en sus unidades básicas, mientras nosotros debíamos hacerlo, de manera individual, en los Juzgados. Asimetría perjudicial.
Ante esta farsa institucional, y pese a contar con 2.092 avales verificados de su afiliación al PJ, por nosotros, (aunque no aceptados por no estar en planillas «oficiales»), y sabiendo que no se podía, en 4 días cumplir con los 1060 requeridos, optamos por no presentar la Lista Verde. La decisión fue técnica, pero sobre todo política: no avalaremos un simulacro que legitima prácticas excluyentes.
Fuimos pioneros en impulsar el Frente Contra Milei («Frenar a Milei» fue nuestra consigna), articulando con peronistas, la CGT, productores y militancia independiente. Durante más de un año, recorrimos Río Negro promoviendo esta unidad. Hoy, bajo el mismo discurso, nos excluyen.
La dirigencia actual del PJ rionegrino practica un doble estándar: pregona la unidad mientras fragmenta; anuncia renovación pero repite fórmulas derrotadas. Son virtuosos del relato, pero su accionar consolida el retroceso.
La exclusión y el sectarismo, tan presente en el PJ en los últimos diez años, se manifiesta de nuevo. Se llenan la boca con discursos de cambio, pero sus pasos no abandonan el sendero de reiterar las mismas candidaturas y las mismas formas.
La exclusión no fortalece: empobrece.