La provincia de Río Negro, más allá de su historia productiva y el desarrollo reciente de variables generadoras de recursos como gas y petróleo, tiene en el turismo receptivo una fuente genuina y continuada de ingresos, tanto para el sector que dinamiza esa actividad como para las arcas públicas provinciales.
Su participación en el PBI interno es sustantiva y necesaria. Ignorarlo es quitar a la provincia validos recursos económicos, y a los privados generadores del peculio, su sostén natural de vida, que incluye no solo al empresariado sino tambien a miles de trabajadores del sector.
Bariloche, a la cabeza de esta industria, tiene en el turismo su primordial fuente de riqueza y por lo tanto es justo y necesario que siempre haya preocupación por la correcta forma de aplicación de política públicas y presencia institucional que asegure su desarrollo. Aclaro que el universo del modelo turístico en Bariloche, merece ciertos reparos y precisa equilibrios hoy ausentes que hacen a una mejor y más justa distribución de su producto entre todos los actores del sistema, pero en este caso la defensa de la actividad se hace en su integralidad para que la calidad y cantidad de lo que produce, no se degrade.
Por supuesto que hay organizaciones vinculadas en forma directa e indirecta al turismo que tambien tienen el derecho a ofrecer sus opiniones y sus sugerencias para mejorar la actividad, como el Sindicato Gastronómico, el gremio de Comercio, las asociaciones de Guías de Turismo, de Montaña y las de Instructores de Sky, Snowboard y Pisteros socorristas, pero en estos días se hizo público un reclamos de las cámaras empresariales (Turismo, Entidades y Empresas de Bariloche y Zona Andina y Asociación Empresaria Hotelera y Gastronómica) que ponen de relieve falencias atribuidas al gobierno provincial que pasan por la tardanza en la puesta en marcha de la creada y no aparecida Agencia Provincial de Turismo/ATUR que reemplazaría en gestión a la Secretaría de Turismo, la falta de una autoridad provincial en la materia lleva a que se demoren las campañas promocionales del invierno barilochense, el reclamo a la deuda (hablan de más de 1.500 millones de pesos) que la provincia tendría con el Emprotur barilochense, lo que provoca dificultades para encarar políticas promocionales de la ciudad, sobre todo en el exterior y solicitan bonificaciones impositivas en torno a Ingresos Brutos.
En verdad, todo es atendible, pero estas son medidas administrativas que bien puede el gobierno tomar y de esa forma ayudaría en algún punto al costo de sostener turismo receptivo en Bariloche.
Pero existe una realidad nacional que impacta en mayor medida, y que, si bien no se ha manifestado en esta temporada de enero, en general, en todas las plazas turísticas, se prevé para febrero y algunos datos incluso se dieron en Bariloche como una disminución del 7% de pasajeros que llegaron por vía aérea, respecto del año anterior.
La respuesta del público turista estará ligada a su manejo familiar de la economía y con un ajuste brutal como el que lleva a cabo el gobierno nacional, las posibilidades de destinar parte de los ingresos en los hogares al esparcimiento y al turismo, disminuyen. La necesidad de sostener niveles alimentarios y de salud, aceptables, llevan la parte más importante de los ingresos económicos familiares, esto en sectores trabajadores y medios bajos, en aquellos de mejor pasar, los aumentos en prepagas, escuelas privadas, combustible y servicios de energía, requieren casi diez veces más que el año anterior, lo que también pone un signo de interrogación sobre cuanto destinarán a viajar por el pais y hacer turismo.
La macroeconomía que logra bajar la inflación a costa de no tener límites éticos y sociales, también provoca niveles de distorsión en tarifas, competitividad con destinos extranjeros y otras causas que hacen declinar la cantidad de pasajeros que viajarán por el pais, por la Patagonia y por Bariloche.
Y para eso se necesita promoción en forma urgente. Y eso requiere políticas públicas y privadas, recursos y un organismo pertinente que conduzca y coordine.